Nadie quiere que su hijo sea víctima de abuso, y tampoco que sea bravucón. Sin embargo, los padres influyen en el comportamiento de sus hijos. El ejemplo que se da en casa es el que los niños y adolescentes reflejan en sus centros de estudio y con sus amigos. Por esa razón es importante poner atención a la crianza.

Un bravucón es alguien que abusa, intimida y se burla de los demás. Este comportamiento se nota desde la infancia y puede llegar a extremos. Por ejemplo, se sabe que algo en común que tienen los asesinos en serie es la tortura de animales durante su niñez.

Si bien no todos los niños pendencieros terminan convirtiéndose en asesinos seriales, existe la probabilidad de que sean propensos a la crueldad y no puedan adaptarse apropiadamente a la sociedad. Para evitar esta situación se debe corregir a tiempo desde una edad temprana.

¿Quieres saber cómo se promueve la violencia en el hogar? Los padres convierten a sus hijos en bravucones cuando:

1. Son extremadamente estrictos con ellos. No permiten que expresen sus emociones. Toda la ira y los sentimientos negativos que acumulan luego se manifiestan a través de la violencia hacia otros niños.

2. No les demuestran afecto. En lugar de enseñarles a compartir y ser amables con otros, les enseñan a ponerse en primer lugar.

3. Conceden todos los caprichos de sus hijos. Los miman y enseñan a no aceptar un ≪no≫ como respuesta. Es así como son los hijos quienes mandan en el hogar.

4. Son chismosos y les gusta calumniar de la gente. Los niños repiten lo que ven en casa y asumen que juzgar a los demás es un comportamiento aceptable.

5. No se les castiga. Esto hace que los hijos crean que sus acciones no tienen consecuencias y pueden hacer lo que quieran sin temor a las repercusiones.

6. Hay violencia en casa. El niño se vuelve bravucón y repite el cuadro que ve en su hogar porque no conoce otra forma de vivir.

7. No les enseñan a controlar sus impulsos. Esto los convierte en esclavos de sus deseos y, por lo tanto, no aprenden a ponerse en el lugar de otros.

8. Se les insulta, denigra y menosprecia. Ellos hacen lo mismo con otros niños porque creen que es un trato normal.

9. No se corrige las malas acciones. Como los hijos ven que están libres de responsabilidad, entonces sus actos se vuelven peores cada vez.

10. Se ignora a los hijos. No se presta atención a lo que hacen en el centro de estudios, con sus amistades o en cualquier otro ambiente social.

11. En casa se usa un lenguaje vulgar. Los hijos aprenden el vocabulario y forma de comunicación de sus padres y posteriormente lo practican con otros de su edad.

12. Se les enseña a ser egoístas. No se les inculca la amabilidad ni se practica el acto de compartir. Los hijos crecen pensando que pueden tomar lo que quieran porque les pertenece.

13. Se les hace creer que valen más que el resto. Basados en ese pensamiento pueden ser crueles con los demás y no sentir empatía, ya que los consideran inferiores.