A veces en las cosas más sencillas podemos conseguir una belleza que penetra nuestra alma. Y ver la hermosura en el mundo, es una manera más feliz de vivir. Tengamos en cuenta eso cada día. Pidamos a Dios que nos permita admirar todo lo que nos ha dado y disfrutar de la belleza en Su creación. La naturaleza ofrece belleza para nuestros ojos y nuestra alma.

Podemos disfrutar de la belleza en nuestro entorno, en las personas que nos rodean. En los vecinos que nos acompañan, nos ayudan, nos complementan. Se encuentra en los niños y sus sonrisas y ocurrencias. La disfrutamos en las mascotas que nos dan cariño y nos hacen reír. Estemos conscientes de que podemos disfrutar de la belleza de la creación de Dios a nuestro alrededor.

Somos de gran belleza como creación de Dios

Todos somos criaturas maravillosas de Dios. Como resultado, quienes aceptamos a Cristo como Salvador contamos con la belleza de poder ser la mejor versión de nosotros. Es importante que aprendamos a admirar y disfrutar la belleza de la creación de Dios en cada ser humano, comenzando por nosotros mismos.

Por favor, entendamos que Dios es el Señor, nuestro pronto auxilio y tenemos esa felicidad en nuestro corazón. Es magnífico saber que podemos acudir a Él cuando nos sentamos abrumados. Enfoquemos nuestra atención en Jesús y nos dará paz, descanso y acallará cualquier voz que nos distraiga de Su maravillosa belleza. Tomemos tiempo para disfrutar de la belleza en esa maravillosa creación de Dios.

Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.

Salmos 139:13-14 (RVR 1960)