Fácilmente el temor puede hacer que nos desenfoquemos de Dios y que pongamos nuestra mirada en lo que nos aflige, por ello es indispensable, aunque no es sencillo, enfocarnos en Dios.
Vuelve tu mirada hacia Dios
Ante las dificultades, el rey David expresaba a Dios su angustia con sinceridad:
“Oh Dios, ten misericordia de mí, porque la gente me acosa. Mis enemigos me atacan todo el día. Los que me calumnian no dejan de acosarme, y muchos me atacan descaradamente.” Salmos 56: 1-2
Es importante reconocer que no podemos sobrellevar solos los problemas, porque en verdad, muchos de ellos son más grandes que nuestras fuerzas humanas. El Rey David, pese a ser un hombre sabio y fuerte, reconocía sus límites y se enfocaba en Dios, no en sus temores.
“En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” Salmos 56: 3-4
Cuando el temor te invada, ante lo que estés viviendo, pon tu confianza en Dios pues Él es más grande que tu problema y puede hacer lo que no está en tus manos.
Enfócate en Dios
El temor se presentará constantemente, hay que estar conscientes de ello, pero el declarar con valentía nuestra confianza en Dios, pese al temor, nos ayudará recordar que nuestro Padre Celestial cuida de nosotros, y que todo obra para bien.
“Mis enemigos emprenderán la retirada cuando yo clame a ti por ayuda. Una cosa sé: ¡Dios está de mi lado!” Salmos 56:9
Habla con Dios y sé sincero con todo lo que le cuentas, porque así le estás entregando tus preocupaciones y temores. Él obrará oportunamente y no te abandonará, ¡enfócate en su poder!