Nos hemos acostumbrado a luchar por lograr nuestros objetivos, a luchar por obtener méritos. Luchamos a diario con nosotros mismos, con nuestra carnalidad para hacer crecer nuestro espíritu. Pero, ¿luchamos por lo que creemos?

Si analizamos, el vivir de manera diferente a los demás se transforma también en una lucha constante. El hecho de ser creyentes nos pone bajo escrutinio diario de quienes no lo son. Podemos sentir que nos desafían y por ello, debemos luchar por lo que creemos.

Pelea la buena batalla por la fe verdadera. Aférrate a la vida eterna a la que Dios te llamó y que declaraste tan bien delante de muchos testigos.
1 Timoteo 6:12 (NTV)

Ama aún a tus enemigos

Vivir hoy día como creyentes, con humildad y generosidad, puede despertar el deseo de retarnos en algunos. Oremos por ellos y sigamos demostrando el amor de Dios. Dando amor es la mejor manera como podemos hacer la lucha y vencer. Jesús nos invitó a amar incluso a nuestros enemigos.

Han oído la ley que dice: “Ama a tu prójimo” y odia a tu enemigo. Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen! De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo.
Mateo 5:43-45 (NTV)

Lucha por lo que crees

Y no olvidemos que nuestro Dios nos respalda cuando nos sentimos en peligro o cuando nos atacan. Hagamos que nuestra fe, como la de David ante Goliath. Tenemos un Dios que es más poderoso que toda cosa que exista en el mundo. Por tanto, respaldados en Él, luchemos por lo que creemos.

No con las mismas armas del enemigo, sino con bondad, paciencia, con amor y benignidad. Pues si respondemos con lo que nos atacan, seremos iguales a ellos. Somos diferentes. Dejémoslo saber con nuestra actitud, con nuestro comportamiento y con la confianza de que el único Dios, el Todopoderoso nos apoya.