“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.” Gálatas 6:9,10
CAMBIANDO UNA VIDA CON AMOR
El Dr. Jen Campbell, miembro del departamento de consejeros de “Radio Bible Class”, hace ya muchos años, contó una historia sobre la eficacia del amor que sigue estando vigente.
En su relato explicaba que un hombre embriagado pasaba por la puerta de la misión Pacific Garden y, tambaleándose, intentó entrar, lo que logró gracias a la amabilidad del portero de la iglesia. El hombre se adelantó andando por el pasillo, pero cayó casi a los pies del predicador.
El responsable de la Escuela Dominical cuidó de él, le proveyó una cama para dormir y al día siguiente le habló del Evangelio. El borracho fue transformado por la gracia de Dios, y algún tiempo después, comenzó a predicar el Evangelio. Llegando a ser conocido como un famoso predicador llamado Harri Monroe.
Monroe fue tan conocido, que cuando falleció, se tardó un día entero para que la gente pudiera desfilar delante de su ataúd.
POR ESO, NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN
Quizás en nuestra humanidad perdemos la esperanza en que alguien puede cambiar, los damos como casos perdidos, o hemos sido defraudados por alguien y decidimos que es mejor ya no intentar ayudar a la gente.
Sin embargo, Dios, en su infinita sabiduría, amor y misericordia, puede cambiar las vidas y usarlas como poderosos instrumentos en sus manos. Si Monroe se hubiera suicidado o el vicio hubiera apagado su vida, nadie sabría de su existencia, pero por el amor demostrado en esa iglesia, pudo conocer de Jesús y cambiar su vida.
Nunca dudes de hacer el bien, quizás no recibas ninguna recompensa o incluso te paguen mal, pero Dios lo ve todo y no olvida nada de lo que hacemos.