Aunque la Biblia nos invita a ser gentiles, pacientes, humildes, no quiere que seamos débiles. Y no podemos olvidar a quién tenemos de respaldo, ¡nada menos que al Creador del Universo y de todo lo que existe! Entonces, ¿por qué habríamos de temer o ser tímidos?
“Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.” 2 Timoteo 1:7
El poder de los frutos del Espíritu, nos dan la habilidad de escoger la sabiduría en lugar de la ignorancia y el poder, pero no del mundo sino el poder espiritual. Nos fortalecemos en espíritu cuando practicamos los frutos del Espíritu, y esos frutos nos dan la posibilidad de vivir sin timidez ni temor para todo lo concerniente a Dios.
En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas! Gálatas 5:22-23
Con control propio y fe en Dios vencemos timidez y temor
Al lograr el control propio, tomamos decisiones sabias y no nos dejamos llevar a caminos que no son de Dios. Y en ninguna línea vemos que debemos ser débiles, por el contrario, siempre leemos en la Biblia que no temamos y que seamos fuertes. Tenemos la promesa de Dios de que siempre estará con nosotros.
¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará Deuteronomio 31:6
Así debemos ser fuertes y valientes, con la seguridad de que Dios va con nosotros, está con nosotros y jamás nos abandona. Enfrentemos al mundo sin agresividad, pero con la frente muy en alto. Nos debemos sentir orgullosos de llamarnos cristianos y ser hijos de Dios.
Nuestro comportamiento siempre va a escoger el bien sobre el mal. Buscamos seguir en los caminos de Dios y para ello, damos amor, perdón y ayudamos a todo el que podemos. Está en nuestra naturaleza y no debemos luchar con ello.